Hace ya unos años que me hablaron por primera vez de una cosa llamada ecstatic dance y hasta que no asistí de forma regular a sesiones que hacían en un local cerca de casa, no pude realmente empaparme de su magia. Para mi era conectar con aquello que me llevaba en los festivales de psychotrance al aire libre pero traído a un ámbito terapéutico. Una meditación en movimiento de la A a la Z. Meses más tarde me volví a reenganchar a la meditación (transpersonal, con enfoques zen y vipassana), herramienta que he integrado diariamente a mi vida como quien se asea cada día pero para la mente y el espíritu.
La asistencia regular a los ecstatic dance coincidió justo antes de que le diagnosticasen cáncer a mi abuela y domingo tras domingo este tesoro me acompañó mientras duró el proceso hasta su partida. Las sesiones se sucedían en una sala abarrotada de gente, un ambiente aparentemente hostil para mí, pero la conexión profunda con la música para transitar y liberar mis emociones me aislaba de los miedos y bloqueos que me suelen provocar estos entornos. Asistí varios meses seguidos, había caras conocidas pero no llegué a conectar en ningún momento con ninguna otra persona. Hubo algún intento pero se activó la retraumatización al no poder comunicarme con éxito, hecho que hizo que me adentrase aún más hacia mi interior, aumentando así mi escucha interna. Para no oír mis pensamientos, me solía ubicar cerca de uno de los altavoces que estaba justo al lado de los DJ y algunas veces me quedaba hipnotizada observando los botones de la mesa de mezclas. Sesión tras sesión, iba empapándome de las músicas, y aquellas que realmente me gustaban, abría el teléfono y cazaba la canción que estaba sonando con la aplicación shazam. Al llegar a casa, la descargaba y la guardaba en una carpeta en mi ordenador, junto con aquellas otras canciones que me habían gustado de otros trabajos terapéuticos.
En Junio de 2024, unos amigos me propusieron de hacer una sesión de ecstatic dance en su casa por la fiesta de San Juan. Hace años me compré una mesa de mezclas, una Numark IDJ2 y hacía tiempo que no le daba uso, así que me animé para montar una sesión con aquellas canciones. Con mucha ilusión lo preparé todo, desempolvé un poco mis habilidades de DJ que estaban un poco oxidadas por falta de práctica, y el día indicado puse la mesa en una maleta con ruedas para facilitar el transporte de todo lo necesario para aquella noche. Al llegar a la casa de mis amigos el ambiente estaba un poco enrarecido, pero aún así la fiesta siguió. Se empezó poniendo una selección de las músicas que le gustaba a los asistentes y había bastante variedad, pero como es de costumbre, el tipo de música era bastante comercial. Cuando llegó mi turno, ya estaba todo debidamente conectado y funcionando, había preparado una sesión que lo flipas que era una caña, con música cañera y animada, pero a la segunda canción empezaron a pasar «cosas». De repente, el botón de play de uno de los dos platos dejó de funcionar, y la única forma que tenía de mantener la reproducción era mantener pulsado el botón de CUE. Algo realmente incómodo. Empecé a sentir cierto nerviosismo y pensé que quizás por el estrés del momento se me estaba olvidando algo, así que mientras estaba pinchando, me descargué el manual de la mezcladora, pero no conseguí hacer funcionar el botón de play. De repente mi amiga se acercó y me pidió que cambiase el tipo de música porque no estaba encajando. Ahí empecé a bloquearme e hice lo posible para cambiar el estilo de música y en lugar de mejorar la cosa, empeoró. Tuve que terminar por la frustración y el enfado y estuve el resto de la noche sintiéndome fatal por lo ocurrido, por no haber podido dar la talla, y encima, se me había roto la mesa de mezclas. Estaba destrozada y muy triste porque veía como mi ilusión de abrirme a los ecstatic dance se terminaba ahí.
Llegué a casa y con las aguas calmadas decidí revisar la mesa de mezclas. La muy cabrona en casa volvió a funcionar correctamente, quizás un poco más dura de lo normal, pero funcionaba. Fue uno de aquellos momentos que se te eriza la piel y sabes que «algo superior» estaba intercediendo. Así que antes de entrar en pánico decidí actuar. Había un grupo de ecstatic dance en telegram al que me había apuntado hacía poco y pregunté ahí a ver si alguien sabía de mesas de mezclas y si le había pasado lo que me había ocurrido. A los dos o tres días, un chico se puso en contacto conmigo y me dijo que una vez le había pasado algo similar. Me contó de que se trataba y se me ofreció para ayudar, como soy así de terca, le dije, «déjame que me lo mire a ver si puedo arreglarlo», así que abrí la mesa y aquello parecía una hamburguesa de placas electrónicas y llegar al botón dañado era técnicamente inviable a menos que la desmontase toda entera. Así que para no quedarme sin mesa, compré la misma por Internet para no quedarme sin y usarla como repuesto por si alguna pieza se rompía. Hay cosas que me dan miedo, pero desmontar un dispositivo electrónico no es de las cosas que están en la lista.
Pasaron los días y este chico anunció que daba una formación de ecstatic dance. Ya tenía en mente hacer una que duraba 7 meses, pero este ofrecía una durante el Agosto de 2024 y mucho más económica que la que me había mirado. Así que me fui con el portátil y el mamotreto, con un caloraco que se fundían las piedras a su casa junto con otras dos chicas. Me encontraba en un momento en el que abrirme a otras personas era como trepar un rocódromo con zapatos de tacón. Aquello me permitió abrirme lo suficiente para empezar a abrirme de nuevo.
Se fueron sucediendo las semanas y con sorpresa vi que disponía de unos conocimientos que me allanaban enormemente el camino, además pude entender de forma mucho más profunda qué era exactamente un Ecstatic Dance y empezó a brotar algo dentro de mí.
Además, con la diferencia de precio del curso que quería hacer, con este, me compré una Numark Mixtrack Platinum FX, que además la podía conectar a GNU/Linux con el programa MIXXX y salvo algunos problemas (que ya he solucionado), era posible hacer DJing en GNU/Linux y opensource (¡POR DIOS! ¡Lloro de emoción!).
Ecstatic Dance es primero de todo una actividad o terapia de consciencia corporal basada en el movimiento libre, fue ideada por la danza-terapeuta Gabrielle Roth. La vocación de Gabrielle Roth era el ballet, pero en motivo de una lesión en la rodilla tuvo que dejar de bailar por recomendación médica, hecho que le sumió en una profunda una depresión y se fue a vivir al instituto Esalen (California) -el silicon valley de las terapias humanistas-, donde el psiquiatra Fritz Perls de la escuela Gestalt le propuso dar clases de danza. A partir de aquí empezó a explorar una nueva forma de bailar, lo que resultó en su método llamado The Wave (la Ola), que se basaba en los «5 Ritmos» corporales: la fluidez (flow), stacatto, chaos, lírico (lyrical) y quietud (stillness).
Cada uno de los ritmos pretende conectar con los cinco elementos y como tal, estos tienen su correspondencia al espectro emocional humano.
Flow/fluidez, equivale a la tierra y representa el movimiento suave y fluido, como el agua. Es un estado de acarreo y apertura.
Stacatto, equivale al fuego. Este ritmo es más percutante y definido, con movimientos claros y abruptos. Representa la expresión del corazón y la comunicación.
Chaos, equivale al agua y representa el abandono y la libertad, con movimientos descontrolados y libres. Es un estado de liberación, de dejar ir.
Lyrical/lírico, equivale al aire. Es un ritmo ligero, con movimientos más alegres y creativos. Representa la ligereza y la creatividad.
Stillnes/quietud, equivale al éter y representa la calma y el movimiento mínimo, es un estado de meditación y paz interior.
Así que con todo este nuevo conocimiento empecé a practicar y a los pocos días me ofrecí a dar una sesión de Ecstatic Dance en el grupo de telegram donde conocí al profe de Ecstatic Dance y ya había ido a algunas sesiones. Estas sesiones se hacen al aire libre desde hace cuatro años y la peculiaridad es que cada asistente se descarga a su móvil la sesión y se reproduce simultáneamente con sus propios auriculares. Ya había asistido a alguna sesión de Ecstatic Dance en modalidad Silent Disco, donde todos los asistentes íbamos con unos auriculares conectados por RF a una estación base. Esta es la versión de pobres, ya que los auriculares de silent disco son carillos.
Un par de meses más tarde, tras lo cómoda que me sentí, comenté que había hecho esta formación y en otro lugar donde asistía regularmente a una actividad, la dinamizadora de la actividad me propuso de hacer una sesión de prueba en el mismo espacio. Era otro lugar al aire libre y la actividad tenía que ser gratuita. Además estaba la posibilidad de usar altavoces, la condición pero, que tenían que ser sesiones tranquilas y con un volumen bajo. Así que aunque con mucho nerviosismo y también mucha ilusión, accedí. En Noviembre de 2024 hice mi primera sesión y gustó tanto que se fijó de hacer una sesión mensual.
El mismo mes, comentando a mi madre la sesión que había hecho, estaba explicándole que era esto del Ecstatic Dance. Me dijo que estaba buscando a alguien que pusiese música para cerrar unas jornadas que duraban una semana en su instituto sobre emprendedoría para chicos/as de ciclos formativos, unos 140 de alrededor de los 20-25 años del ciclo formativo de dependencia. Podía encajar. Me preparé un speech sobre la importancia de la auto-cura personal en el momento de emprender cualquier proyecto, explicación de la actividad de consciencia corporal que iba a realizar, una pequeña meditación y luego sesionaca con los cinco ritmos. En la oficina tenemos un viejo equipo de altavoces de 1000W de potencia que tras una pequeña puesta a punto se comportó de maravilla.
Llego al instituto, lo monto todo y empiezan a llegar los asistentes y como es normal, mucho alboroto. Les insto a sentarse en círculo y realmente impresionaba. Había algo pero que no me cuadraba, las edades eran un poco inferiores a lo que me había comentado inicialmente mi madre. Empiezo a hablar, y había un grupo que no se callaban. Con la mirada, pedí ayuda a los profesores, que las calmaron. Prosigo con la meditación (piel de gallina) y finalmente empiezo la sesión.
Primera canción, algunas personas se movían, segunda canción, algunas menos se movían, tercera canción, nadie se movía… algo raro estaba pasando… se me acercó una chica y me dijo, no puedes poner algo de techno? Así que avancé un poco la sesión a stacatto y aquello seguía sin funcionar… subo a las de chaos con dubstep, drum’n’bass y psychotrance y nada. Se empiezan a acercar chicas pidiéndome esta canción y la otra, y empezó el bloqueo. Así que pregunté, ¿que queréis? la sesión está previamente diseñada y la idea era la que había contado al principio. Pero nada. Bajé el main, les di el jack de la mesa y que hiciesen lo que queriesen. El jack no entraba en sus móviles de última generación que iban con USB-C y el adaptador de jack a USB-C no les funcionaba, así que hice algo que me contrariaba totalmente, convertirme en una gramola digital, poniendo bajo demanda un tipo de canciones que se alejaban totalmente de mi sentir y ética.
Al terminar la sesión estaba muy frustrada, cabreada y encima se me había terminado la pila del mando del coche y no podía abrirlo a distancia. Además, auguraba que los días siguientes el algoritmo de youtube me recomendaría canciones comerciales, de reggaetton y otros estilos musicales degradando la mujer, violencia y todas estas cosas que les molan a los jóvenes de hoy día (esto suena muy pureta). Cargué todo en el coche y no pude dejar de llorar toda la vuelta a casa, además estaba lloviendo a cántaros, no veía la carretera y casi me la pego un par o tres de veces. Me sentía profundamente fracasada y que le había fallado otra vez a mi madre, otra vez le daba la razón de que no sirvo para nada.
Estuve totalmente bloqueada durante dos semanas y tuve que hacer un esfuerzo ingente para preparar la siguiente sesión de Noviembre en el Jardí. La hice y fue bien. Diciembre sesión en la tribu silent a principios de mes y a finales de mes la del Jardí. La del jardí, como hacía bastante frío, decidí subir un poco la intensidad de la música para hacer que los participantes pudiesen entrar un poco en calor, pero el poner un poco de música electrónica no gustó demasiado y recibí una propuesta de volver a sesiones no tan electrónicas y sobretodo cuidar el tema del volumen, así que a la de Enero accedí.
Empecé la sesión de Enero en el Jardí, todo bien, además era uno de los días que había más asistentes, aun con cierta incomodidad porque todos los gestores del espacio al llegar me recordaron la importancia de sesiones tranquilas y volumen más bajo, empecé. Me comporté de forma diligente y a la cuarta canción, me pidieron bajar la música, accedí y bajé el volumen, y un par de canciones más adelante me pidieron bajar más aún… accedí… pero algo dentro de mí se rompió. Había unos niños jugando en un arenal ahí al lado y sus padres hablando con un tono normal y los oía más a ellos que a la música que salía por los altavoces.
Empecé a notar como venía mi ya conocido bloqueo, lo sostuve, y a los pocos minutos me derrumbé. No podía seguir más, y aun así seguí hasta el final.
Al terminar, una persona que había oído otras sesiones que había hecho en el espacio, me preguntó qué pasó con la música que no había subido de tono y además que estaba muy baja. Le expliqué la situación. Parece que diciembre no gustó y tuve que suavizar la sesión. Comportándome de forma lo más adulta posible, recogí el equipo y me fuí sin reservar sesión para el mes siguiente a la espera de recibir feedback de la sesión, un feedback que simplemente no recibí. Remarco que tal como indica su nombre, Ecstatic Dance, consiste en bailar, y con música tranquila y que apenas se oiga no es posible bailar. Básicamente se pierde toda la esencia. Pongo el símil de tener que tocar una guitarra sin cuerdas… poder se puede… pero no de la forma por la que ha sido diseñada.
Pasaron las semanas y tenía que preparar la sesión de hoy 23 de febrero en la tribu silent. No terminaba de encontrar las canciones que iba a poner. Durante este momento, una amiga me propuso de investigar realizar una sesión de ecstatic dance después de un trabajo terapéutico que iba a hacer. Así que voy a su casa sin preparar nada para hacer una prospección y hablar sobre lo que tenía pensado. Me dijo, tu misma, empieza. Yo, vale… a la segunda o tercera canción me dice ¿»no tendrías algo más tribal»? ¿»no podrías poner un poco menos tiempo cada canción»? Estos comentarios que fueron transmitidos desde el más puro amor y propuesta de enfoque, me reactivaron el proceso traumático que se me había activado en las sesiones que habían salido rana (instituto, fin de año y jardí enero -3 de las 8 totales que llevaba-)… y vaya proceso… un lunes cualquiera, ahí, un «aquí te pillo aquí te mato», processaco.
A los pocos días, mando un mensaje a la persona que tenía de enlace con el Jardí para comunicarle que el formato Ecstatic Dance en su espacio no era posible y que gracias por la oportunidad. Me dijo que la llamase, y al día siguiente lo hice… ¡Sorpresa! Mi sesión de Enero había sido «el cabeza de turco» para un conflicto interno suyo. Me comentó que se había sentido muy avergonzada por la actitud que habían tenido sus compañeros de espacio en la última sesión y que no era la primera vez que se sentía así con otras personas que habían venido a hacer actividades de forma altruista. ¡Alivio y cabreo! Además de que no es la primera vez que termino hecha mierda por mierdas de terceros (¡voy y caigo de cuatro patas!). Así que accedí a contarle como me había afectado lo ocurrido desde una postura ya post-analizada y colocada. Tras explicarselo, le pedí que transmitiese a los gestores del espacio limitadores las consecuencias de sus decisiones. Veremos si hay posibilidad de seguir pero con auriculares (no sé si con FM, streaming en red local o sesión grabada) y con total libertad del tipo de música a poner. El tiempo lo dirá…
Tras aquello, pude empezar a preparar una de las mejores sesiones que he hecho. La grabé y me sentí muy satisfecha. Hoy al bailarla… ¡No hay palabras! ¡Ha sido como sentirme en casa! ¡Para mí ha sido terapéutico nivel 1.000!
Este post iba a ser para explicar simplemente qué es Ecstatic Dance, pero tras lo ocurrido en el Jardí (que además me pedían un escrito más extenso de lo que es y de que se trata), me he tomado la libertad de extenderme y de transmitir mi experiencia vivida estos meses con esta TERAPIA para que se pueda captar profundamente qué es y que implica para mí Ecstatic Dance. Aquimiapersonal.net – Experiencias varias del andar por la vida.
Así que, destilando y con mucho aprendido y gestionado, para mí:
Ecstatic Dance NO ES:
– Música de chiringuito
– Música de fondo
– Música tranquila
– Música para distraerse
– Música bajo demanda
– Algo improvisado
Ecstatic dance es:
– Conciencia corporal
– Meditación en movimiento
– Músicas sensibles y conscientes
– Culto al alma y al espíritu
– Músicas para mover y liberar las emociones y sentimientos estancados en el cuerpo
– Artesanía
– Dedicación y detalle
– Cuidado
– Enfoque y dirección
Muchas gracias por llegar hasta aquí y como siempre los comentarios están abiertos para desahogarse compartiendo sucesos de crecimiento y contracción vividos en la línea de lo expresado.