Más de alguna vez hemos fantaseado que podíamos viajar en el tiempo, quizás algún día esto sea posible pero a día de hoy esto es técnicamente imposible. Pero ¿y si hay otras formas?
Los científicos hasta la fecha han teorizado la posibilidad de viajar a través del espacio-tiempo y esto de alguna forma se considera «viajar en el tiempo». El tiempo es algo que los humanos percibimos como lineal, pero las ecuaciones matemáticas que teorizan algunos físicos cuánticos, nos dicen que este es moldeable. Nuestro universo está conformado por una malla, que para ir de un punto A a un punto B es necesario recorrer todo el espacio que va de A a B, pero con la cantidad suficiente de energía es posible curvar esta malla y poner el punto A y el punto B de lado. Otra opción es la idea especulativa llamada la métrica de Alcubierre que plantea la posibilidad de viajar más rápido que la velocidad de la luz. Todas estas ideas de viajar a largas distancias por el espacio nos viene de series de ciencia ficción como Star Trek con sus motores de curvatura WARP, incluso hace unos meses corría por Internet que alguien estaba estudiando el motor de curvatura.
Todo esto que he comentado hasta el momento habla de movernos por el espacio más rápido de lo que la teoría de la relatividad limita, que dice que nada puede ir más rápido que la luz. Pero volvamos al principio, ¿y los viajes en el tiempo? De momento lo de mover materia, al ver como está de momento la cosa con la de movernos más rápido que la luz, creo que lo tenemos chungo, pero ¿Qué hay de la energía?
Soy friki, me gusta la física y la química, pero mis conocimientos se limitan a cazar moscas y este blog es de mis experiencias personales, así que vamos a ello.
Esta mañana en una meditación matutina guiada teníamos que entregarle a nuestro niño interno un objeto. Como mi mente estaba ahí rezagada a un lado, al momento de la indicación se ha quedado desprevenida sin saber como reaccionar, así que entre su bloqueo ha aparecido un objeto, un peluche, precisamente uno que conseguí en una atracción de feria cuando tenía alrededor de 7-9 años. Uno que me ha acompañado durante muchísimas noches. Con esta entrega inocente de repente me ha venido una curiosa sensación de que realmente aquel peluche fue entregado a través del tiempo por mi persona adulta a mi persona niña.
Una sensación similar tuve hace un par de años, cuando en otro trabajo, hubo otro acercamiento, también a aproximadamente esta edad. Estaba en la plaza mayor de mi pueblo, sintiéndome fatal por haberme comprado una bolsa de chucherías más grande de lo que me podía comer, con un dinero que no tenía que haber destinado a esto. Aquél día se me fue el tiempo y llegué demasiado tarde a casa. Al llegar, la preocupación y enfado de mis padres que me dijeron que estuvieron a punto de llamar a la policía, hizo que el dolor de barriga por el empache y culpabilidad que estaba teniendo, se me fuese de golpe.
El trabajo consistía en localizar un momento de mi infancia en el que me había sentido tremendamente mal. Al conectar con este, me percaté también que mi acto de rebeldía iba acompañado de un dolor profundo por la dificultad relacional en la escuela, mucha confusión y la sensación de soledad que sufría. En aquella plaza recordé que en mis entrañas había pedido que alguien me ayudase en mi situación. Años más tarde me percaté que yo misma de adulta estaba conmigo en aquella fría plaza.
No es la primera vez que tengo la sensación, de sobretodo en estados alterados de conciencia, de ir adelante y atrás en el tiempo y el espacio, pero cuando los vives y te percatas de ello, se te pone la piel de gallina de lo que puede llegar a hacer nuestro ser. Quizás son todo proyecciones, pero unas proyecciones que se sienten a flor de piel y muy reales, y si encima, son como la de hoy, que se entregan objetos, te quedas de piedra.
Querido lector, compártenos alguna experiencia similar que hayas tenido.
Muchas gracias.