Foto de la cabecera: Thimmamma Marrimanu
Después de casi dos años sin asistir a una constelación familiar, ayer asistí a una. Siempre las había hecho con la misma persona (contacto) y ayer, por primera vez lo hice con otra. Las constelaciones, de todas estas cosas que he ido haciendo de crecimiento personal, han sido de las que me han traído más luz y también más oscuridad.
La primera que hice, según los datos exif de la fotografía que muestro en el siguiente párrafo, la hice en Julio de 2011. En aquella época, mi miedo al «qué dirán» me superaba, apenas sentía mis emociones y lo que sentía era un batiburrillo incomprensible. Tampoco me veía capaz de asistir a ninguna actividad grupal de crecimiento personal. Según mi educación, esto de los psicólogos era para los que estaban locos de remate. Todo lo que eran terapias y fumadas varias, gente que no había ido a la universidad y cosas de estas, ya no había nombre por aquello. Lo mínimo, que todo esto era cosa de sectas, curanderos y engañabobos. Tras pensármelo mucho y gracias a un contacto inicial muy lúcido por correo electrónico con el constelador, con mucha resistencia, accedí a hacer mi primera constelación pero de forma individual, a puerta cerrada y que porfavor nadie del mundo entero se enterase que iba a hacer aquello.
En la trastienda de una tienda de cosas muy naturales para mi en aquel momento, había unas sillas de color gris, formando un círculo. Mi nerviosismo iba en aumento a medida que iba acercando al centro del círculo y cada vez sentía más miedo de lo que iba a ocurrir ahí.
Tras un rato de charla, el constelador tomó un puñado de papeles y empezó a escribir aquellas cuestiones y sensaciones que habían salido de esta charla inicial. Puso el papel con mi nombre en el centro y me pidió de colocar cada uno de los folios alrededor con la disposición que sintiese (¡ocupé toda la sala para aquello! ¡estaba todo lejos de mi! ¡metí papeles fuera del círculo y todo!). Después de esto me dijo, «ahora eres la ira, siéntate en esta silla y cuenta, tu, ira, como ves a x» (pongo x refiriéndome a mi, este blog, aunque muchas personas ya sabéis quien soy, públicamente sigue siendo anónimo). De repente empecé a notarme de forma distinta y mi inquietud se desvaneció de golpe. Era la ira, sintiendo evidentemente ira, contando mi punto de vista sobre el sistema en el que me encontraba. Me quedé flipando del cambio que se había dado y de las respuestas que estaba dando. Tras la ira vinieron el resto de emociones, sensaciones y cuestiones.
Al pasar por cada uno de los «personajes», saltando de silla en silla, me pidió que reorganizase los papeles de nuevo con el movimiento que se había dado en la constelación. Para mi todo aquello había sido de alguna forma un acto mágico y me había dado en poco más de una hora una claridad y un punto de vista de lo que me estaba ocurriendo, que no hubiese podido tener por mucho que me lo explicasen (además de que me hubiese puesto de culo).
Tras aquella primera constelación vinieron una veintena o treintena de libros sobre cosas que en mi sano juicio no hubiese accedido a leer y con una apertura de la cual estaba sorprendida. Con un poco más de entendimiento y confianza con el constelador empecé a asistir a varias constelaciones grupales, no logro recordar cuantas, pero si durante bastante tiempo y en distintos lugares.
¿Pero en en qué consiste esto de las constelaciones familiares?
Una constelación familiar es una terapia, actividad, como quieras llamarlo, ideada por un tal Bert Hellinger (entre otros). Principalmente una persona accede a hacer una constelación familiar porque quiere poner un poco de luz a algún tema relacional con la familia, aunque también se pueden tratar temas como la relación con el dinero, con el trabajo, amistades, un atasco emocional o energético, etc.
En ella hay varias figuras, el constelador, el constelado y los acompañantes. Una constelación transcurre como una obra de teatro o un juego de rol que trata de representar un hecho concreto que el constelado tiene la necesidad de trabajar. El constelador es como el moderador, el árbitro o el master (en un juego de rol), es una persona con una formación en constelaciones familiares o algún tipo de terapia transpersonal. El constelado es la persona que saca en el «tablero» un tema a trabajar y los acompañantes cada uno de los personajes que van a representar la historia.
Previamente, el constelador y el constelado han tenido un contacto previo para conocer un poco más a fondo el tema a tratar. Si el constelado ya ha realizado previamente otras constelaciones con el constelador, este paso previo no es necesario aunque si recomendable. Los acompañantes es común que no conozcan de nada a la persona que constela (constelado) ni como tal su historia, incluso es recomendable.
Una constelación es un espacio cerrado a los asistentes y todo lo que ahí sucede no puede ser comentado, salvo con el permiso del constelado, aún así, si se quiere comentar algo de una constelación, es recomendable no dar detalles, nombres ni hechos concretos de lo que ha ocurrido en la constelación, primero por confidencialidad y segundo por una cuestión energética del sistema. Se dice que si esto ocurre, la energía «de sanación» que ocurre en la constelación se desvanece, pierde fuerza e incluso puede ir en contra.
Una constelación ocurre en un espacio donde no haya interrupciones del exterior y los participantes de ponen sentados en sillas en círculo. Encabezando el círculo se encuentra el constelador. El constelado se pone al lado del constelador.
El desarrollo consiste en que el constelador le dice al constelado que escoja a uno de los acompañantes para que haga de él (el constelado). El constelado se levanta, escoge a un acompañante y le pide permiso para hacer el papel. El motivo de esto es que quizás el acompañante no siente que tiene que tomar este rol. En el caso que el acompañante accede, el constelado lo ubica en un sitio de la sala (normalmente dentro del círculo que forman los asistentes). El constelado vuelve al lado del constelador y el acompañado entra en un estado introspectivo para dejarse sentir «la energía» del personaje.
Con este primer movimiento se observan dos cosas, la primera que el constelado va a observar el desarrollo de la historia desde fuera (metaposición) y la segunda que se trata de un desarrollo muy intuitivo donde es necesario dejar la mente de lado y dejarse llevar.
Con la apertura con el primer personaje (que aunque normalmente es el constelado, puede no serlo), se esperan unos segundos para observar como reacciona y qué lenguaje corporal tiene el personaje. Por mi experiencia se pueden dar varios movimientos: que se quede totalmente inmóvil y sin ningún tipo de reacción aparente, que note nerviosismo o algún tipo de emoción o que mire hacia abajo. Esto último indicativo, es el de que hay un muerto en la escena.
Con esta indicación, el constelador, suele preguntarle al personaje como se siente o si tiene alguna cosa a decir. A partir de aquí se recibe la información de como seguir, normalmente introducir mas personajes en la constelación. Así que le propone al constelado de sacar a otro personaje que sea x o y, lo común una emoción o un personaje de la familia como un padre, una madre, un hermano o un familiar cercano y realiza la misma acción que con el primer personaje de pedir permiso al acompañante y colocarlo en la escena.
En esta última constelación en la que participé, en algunas de ellas se pusieron personajes «ciegos», que solamente el constelador y el constelado sabían de quienes se trataban y normalmente salían de dos en dos. Me pareció muy interesante.
Al introducir personajes en la constelación se empiezan a observar más movimientos y se empieza a desarrollar la historia. Es posible que se necesiten más personajes para ir desgranando el asunto, aunque he asistido a constelaciones que con solo dos personajes ha sido suficiente. Personalmente, a la que hay más de 6-8 personajes en escena se monta un pitote guapo porque ya no sabes quien es quien. Cuando hay tantos personajes, significa que hay varias historias a resolver y hay que ir trabajando cada historia, una a una.
Un dato curioso es que en muchas de las constelaciones que he asistido, la mayoría de los asistentes era su primera constelación, algunos ya habían realizado trabajo personal y otros no. Ayer, al ser sólo 3 personas de 10 las que habíamos hecho previamente constelaciones familiares, me percaté de que las constelaciones, para muchas personas, son la entrada al proceso del trabajo personal. También otras van ahí, sacan su tema, con la constelación han tenido la oportunidad de ver su tema desde fuera y ya no necesitan nada mas (o no han quedado contentos con el resultado, que también es posible). Otros parece que somos más asiduos y esto en parte también puede generar cierta alteración o manipulación de la constelación, así que tienes que hacer el sobreesfuerzo para identificar qué es lo tuyo y qué es lo del personaje y humildad, mucha humildad.
Tal como he dicho, una constelación es un proceso muy intuitivo. Al tomar un personaje, debes conectarte con su energía, actuar como alguien que no conoces de nada ante una situación que desconoces. Todos tenemos padres, madres, abuelos, primos, hermanos, etc. mas o menos todos tenemos las mismas sensaciones y problemáticas que nos llevan a hacer una constelación familiar y esto es lo que permite que de alguna forma extraña las constelaciones familiares se desarrollen de forma tan familiar (a veces pone los pelos de punta de lo concisas que son). Siempre hay alguna cosa con la que no terminas de estar a gusto y tienes varias opciones, pelearte con ello, aceptarlo como que es posible o aprovechar para ver aquella situación desde otro punto de vista (el que te ha ofrecido la persona que está haciendo el personaje desde su propia experiencia).
También es posible que un participante (normalmente con años de experiencia en constelaciones), decante la constelación hacia su problema personal; me ocurrió en una constelación en la que yo estaba constelando y me generó mucho enfado hacía esta persona, tanto que dejé de asistir a las constelaciones en las que sabía que iba a ir esta persona. En las constelaciones puedes llegar a vivir en carnes propias lo que siente el personaje. He hecho personajes de todo, de los más comunes de familiares cercanos, cosas mas chungas como abortos o una que me dejó marcada y también me alejó durante mucho tiempo de las constelaciones, en la que era el hermano con una enfermedad mental grave del constelado: me metí tanto en el personaje que en un momento tuve la sensación casi física de que me estaba cayendo por un agujero sin fondo mientras estaba conectada con un miedo que me superaba, me quedé agotada y sin energía, tardé un par de días en volver a encontrarme bien.
También he tenido de angustiantes como estar huyendo de un campo de concentración corriendo entre campos de trigo y otra tan maravillosa como la que me permitió conectar con el amor incondicional del que había estado demasiado años desconectada. Te encuentras de todo y puedes llegar a vivir emociones de todo tipo.
Las constelaciones familiares se basan en que hay un orden a seguir en los sistemas familiares y que normalmente los causantes de las incomodidades, roturas o lo que sea, se debe a una alteración de este orden (cada miembro del sistema ocupa su lugar y los primeros a llegar son los que tienen que dar y los siguientes recibir). Por ejemplo, un hijo al que se le ha muerto el padre y la madre por ausencia del padre pasa el rol del padre al hijo o hijos, reclamandoles acciones de padre. De alguna forma se dan transferencias que hacen que el sistema se rompa o funcione de forma incorrecta, generando incomodidad y/o sufrimiento de algún tipo. Hay también un linaje o cadena energética familiar con tus ancestros, la parte masculina y la parte femenina que en algunos momentos es preciso que sea restaurada.
En mi mente observo estos sistemas familiares como que somos un ovillo de lana de color rojo de la que salen unos cabos que nos conectan con los otros ovillos (sean familiares, amigos o conocidos) y con la constelación, lo que se hace es desenredar un poco todo este lío que se ha generado por desconocimiento de la existencia de este sistema. Por salud del sistema y mental de la propia persona, algunas veces directamente es necesario cortar estos hilos.
Otra de las diferencias que vi entre las dos constelaciones, es que en la de ayer, la consteladora se centraba en el personaje principal, no daba tanta importancia (que no estoy diciendo nula) a la necesidad de que los personajes secundarios arreglasen «sus problemas». Esto me sorprendió inicialmente, ya que según el orden sistémico necesitamos que nuestros ancestros tengan sus cosas en orden para que podamos evolucionar correctamente (energía masculina el desarrollo profesional, la correcta evolución de los proyectos, lo económico, el dar y el femenino a nivel social, la cura y el recibir), aunque también lo entendí en carnes propias, primero por no hacer las constelaciones eternas y segundo que no todos los ancestros tienen interés en estar en su sitio por sus propios motivos o desconocimiento.
Como persona que ha vislumbrado la existencia de la necesidad de este orden, cuando no es posible que este exista, genera mucho sufrimiento. Hay que ser consciente también que, lo que se desarrolla en una constelación es simbólico y no podemos ni debemos pretender que algo que ocurre en una constelación hará que ahora las cosas cambien de golpe. En una constelación se te da una visión del tema que expones y eres tú quien toma las riendas y las decisiones para cambiar tu situación.
Una constelación no tiene una duración definida, es posible que con media hora tengas suficiente o que otras se alarguen hasta 3 horas, aunque lo común es que tengan una hora de duración. Es también el constelador el que marca el ritmo de la constelación.
Una constelación termina cuando hay un movimiento de apertura y/o de resolución del conflicto planteado por el constelado. Cuando esto ocurre, los acompañantes salen de sus personajes y vuelven a su sitio. Se hace una pequeña integración donde cada uno de los participantes aporta lo vivido o cuestiones que quiera ofrecer al constelado. El constelado y el constelador, si lo sienten, también realizan sus aportaciones.
Finalmente el constelador realiza un pequeño ritual de cierre de la constelación para limpiar las energías densas que hubiesen podido quedar en el ambiente y que nadie se lleve a casa algo que no sea suyo. Con el primer constelador decíamos algo como «dejo al sistema lo que es del sistema y me llevo conmigo lo que es mío», con la de ayer simplemente limpiaba con un gong tibetano al final de cada constelación. Se suelen hacer varias.
Con la de ayer, terminamos con una integración dibujando un mandala. Os dejo con el mío con el que me abstraje totalmente del tiempo después de tantos años sin coger unos lápices de colores (azul «dejar ir», rojo «ansiedad»).
Cuéntanos querido lector, ¿has realizado alguna vez una constelación familiar? ¿en caso afirmativo, qué experiencias has tenido? Te animo a aportar información addicional sobre las constelaciones familiares para cualquier despistado que llegue a este rinconcito de Internet.
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