En algún momento de nuestras vidas, todos hemos transitado por alguno de estos estados en mayor o menor grado, los hemos visto en nosotros mismos y sobretodo en otras personas (que no dejan de ser nuestro espejo).
Como no vivimos en un mundo armónico, aislados de todo, es normal que aparezcan estas sensaciones como medios para llevarnos a algún fin, sea cambiar el estado en el que nos encontramos o tratar de tener una vida menos caótica. ¿Cómo nos manejamos con estos?
Una persona que ha entrado recientemente en mi vida me comentaba «cuando una persona tiene muchas ganas de conseguir algo, a veces se semi-obsesiona porque desea conseguir algo de forma ágil y rápida, es entonces cuando es posible que se consiga el efecto contrario» y seguía «tenemos que ir con cuidado en no caer en la trampa de la impaciencia». Gracias, tomo nota y aprovecho para relatar algún que otro tropiezo con esto.
Soy consciente que trato de tener cierto control (orden) en mi vida para que sea un poco menos caótica, es más, es importante que así sea, esto si, trato de que no llegue a ser obsesivo y me permito cierto descontrol en algunos aspectos. A lo que se refiere, si lo recuerdo muy bien en la enfermedad que he me dejó echa mierda a nivel físico, emocional, energético, mental y no sé a cuantas capas más; me obsesioné a volver a encontrarme bien, hasta tal punto que mi mente dijo que quería dejar de existir (llamémoslo claro, pensamientos de suicidio), llegó a ser asfixiante y hasta que no conseguí a aceptar como estaba, aceptar el dolor, encontrar herramientas para enfocar mi mente en otros asuntos (workaholismo) y recibir la ayuda adecuada, no conseguí relajarme un poco y salir de ahí. Convertí la obsesión en perseverancia y tras mucho pico-pala, me encuentro ahora mismo en el punto de querer solucionar cosas que ni tan solo había llegado a plantearme que quería solucionar. Algunas veces no me conozco ni siquiera a mí misma. ¿Qué quieres con tu vida? Lo siento, ahora mismo no tengo ni puta idea. Solo pensar en el futuro me entra ansiedad. Deseo centrarme de momento en el presente, que suficiente trabajo tengo ya.
Otro gran tema pendiente es la relación con los demás. Hace años, tras un largo periodo de aislamiento social, mi cada vez más aceptable estado de salud y mi inquietud creciente de soledad me llevó a asistir a un retiro de cuatro días a un pueblo a una hora de casa (vía de escape debidamente planeada que me costó 700€ de reparación de coche), con un grupo de gente que no conocía de nada. Me conciencié de no generar ningún tipo de expectativa, aunque de forma inconsciente si lo hice, apaciguar mis carencias.
Los dos primeros días me sentía aún más aislada, cuanto más vueltas daba en como tenía que comunicarme con el resto de personas, más me obsesionaba y más me alejaba de mi objetivo, mi dificultad para comunicar con la gente se acrecentó, me sentía la rara, la que no encajaba, sentía rechazo y esto me rompió más la cabeza. Todo esto lo viví en silencio, hasta que en uno de los trabajos energéticos y un calor sofocante me dio un pequeño jamacuco y no quedó otra que soltar (¡benditas tetánias!). En lugar de seguir con el grupo, mi reacción fue alejarme de él, salí de la sala, cogí la guitarra, busqué una sombra y me quedé ahí con mi soledad hasta que pude volver del todo a este mundo. Aun sin poder construir una frase entera, después de comer un par de personas se acercaron y con estas fue con quien puede conectar lo que quedó de retiro. Al terminar el retiro me quedé frustrada por la obsesión de poder salir de ahí con una «tribu» (con una de las dos personas, justo la que venía de más lejos, sí que seguimos quedando y ¡un amor de persona!) y hace apenas un mes, la otra me llamó para un trabajo.
No dejé de intentarlo (como buen tauro y 6 contrafobico-fuerza que soy). La terapeuta que montó el retiro, montó un curso sobre chamanismo, en el que me apunté y ahí hubo de nuevo la posibilidad de construir tribu. Pasaron meses, fui muy paciente conmigo misma, incluso me empezaron a invitar a los encuentros, ¡me sentía muy feliz por aquello! A los meses… ¡pam! no sé qué le dio a la chamana, no le gustaba mi presencia (o al menos leí esto) y aquello se rompió. No he vuelto a ver a aquella gente ni tampoco me han vuelto a llamar, tampoco sé si el grupo siguió quedando cuando la chamana dijo que no quería seguir dando talleres de chamanismo. Con una del grupo construí mi tambor chamánico y cuento con ella cuando necesite atención. Aquello hizo que no me atreviese a hacer ninguna otra actividad grupal en mínimo 2 años.
En todo momento, en los dos encuentros traté de no sucumbir en el control ni en la obsesión de conseguir lo que necesitaba. Aunque sí que pude observar cuán de grande era mi carencia, dificultad y necesidad de relacionarme con grupos de personas.
Simplemente me olvidé del tema, hice un par de intentonas con ecstatic dance que salieron el tiro por la culata de nuevo, la primera la cagué estrepitosamente al ir a tomar algo y salí de ahí cagando leches y la segunda 0 contacto con la gente, asistí 3 meses y mi cuerpo ya hizo su trabajo para decirme que dejase aquello rompiéndose por un par de sitios.
Entre mis cagadas estrepitosas con el ecstatic dance, me apunté a un curso de canto al que aún sigo asistiendo donde he intentado tener una actitud distinta, me he limitado a ir a la actividad (recomendación del hombre orquesta tras mi primera cagada con el ecstatic dance). No niego que en algún momento ha salido triki reclamando galletas y cada vez que he sido yo quien ha tratado de hacer el movimiento de abrirme a alguien, he terminado sintiéndome idiota y diciéndome que lo mejor hubiese sido que me hubiese quedado calladita. A la que mi abuela enfermó y finalmente murió (y los efectos secundarios con la idiotez generalizada -llámemoslo falta de conciencia- de mi familia) mis ganas de relacionarme con gente se acercaron al cero absoluto y ¡pam! magia, ahí empecé a recibir humanos que se acercaban a mi. Una me incitó a llevar la guitarra y tocar en el descanso de la comida (me dio miedo y vergüenza, pero también me despertó cierta ilusión) y otra me dijo de quedar para ir a tomar algo un par de días (que se concluyó y me sentí muy a gusto). Con estas dos, llevamos un mes y pico tratando de quedar para quedar juntas y cantar, de momento entre ellas catarrazos que hace un mes y pico que les dura, yo encontrándome a nivel emocional y energético como un moco, aún no se ha dado el encuentro. ¡A ver si este jueves ya por fin! Una parte de mí tiene muchas ganas y por fin siento que puedo hacerlo sin la necesidad obsesiva que tenía en el retiro que he detallado un par de párrafos más arriba, es más, ahora me da incluso un poco de pereza (no sé si miedo encubierto).
Así que si, cuidado con la obsesión, la necesidad y los giros psico-mágicos. La sanación no se da desde la carencia, además de que cuanto más control pongas para que ocurra, peor. A cuanta más carencia y control, más rechazo vas a generar para que ocurran los hechos que te van a llevar a la sanación. Si lo que necesitas es contacto con personas, o te van a llegar personas de mierda o aquellas que si valen la pena van a huir corriendo de ti… si lo que necesitas es mirada, apoyo y estas cosas de tu familia, estos se van a comportar como auténticos gilipollas (esto sí, te van a decir que te quieren mucho y que se preocupan por ti).
Querido lector, ¿Cuál es tu relación con la obsesión y el control? ¿Cómo las manejas cuando aparecen? ¿Qué haces con ellas? Recuerdo que en este blog están abiertos los comentarios para que puedas compartir también tus experiencias con otras personas y conectar con el conocimiento colectivo.
¡Muchas gracias!
Yo ya me he resignado a la carencia social. Siempre que intento entrar en grupos me pasa como a ti. Pero me manejo muy bien en la soledad, cosa que poca gente puede decir, y mis pocos amigos siempre están ahí. Estuve bastante tiempo obsesionada con la sociabilidad y lo pasé mal. Ahora que me acepto o eso intento estoy mucho mejor.
Gracias, gracias, gracias por compartir estas reflexiones.
Por mi parte, la cosa de socializar no se me dió en general bien, tradicionalmente… digo, en mi vida. Mi (con el tiempo) autodiagnosticado Asperger…tampoco ayudaba, ja,ja!
En este mundo de culto a la imagen, y de ‘loosers vs ganadores’ , neuronormalidad … me sentía el ‘patito feo’.
Mi particular bajada » a los infiernos» (años de ciclos depresivos) me llevó,
a crecer, y empezar a quererme más, y dejar de mendigar amor.
Ese mismo amor que yo no me permitía darme a mi mismo ?
En un mundo en el que…. a veces parece que todo tiene un precio ?
Con el tiempo, le he dado la vuelta al calcetín…empiezo de dentro a fuera…
Primero va amor propio (paseo, me cocino lindo, cuido mi cuerpo y mis energías, digo no cuando quiero decir ‘no’… ): este ejerce de motor y de antena!… e irradia a mi alrededor.
El que sabe sentirlo le llega, y resuena con él ? Digamos que… resonamos ? En ocasiones, no son necesarias más que unas pocas palabras.
Salud.