El día del velatorio del entierro de mi abuela, una persona me mandó un mensaje comentándome que se había creado un grupo de whatsapp para organizar una visita a la escuela donde cursé 5º de párvulos, los 6 cursos de EGB y los 4 de ESO y después una comida con los asistentes. El motivo es porque cómo íbamos a hacer todos 40 años, ahora aparece la vena de la crisis existencial que suele ocurrir en esta etapa. A más de uno se le ocurrió que sería bonito y entrañable un reencuentro y hablar de lo bien o mal que estamos envejeciendo entre otras cosas mundanas sin ningún de tipo de valor alguno.
Así que accedí a entrar en el grupo con cierta curiosidad de lo que podría ocurrir. Entré y me preguntaron por qué fecha me iría bien con una encuesta que ya habían hecho previamente. Mi respuesta fue «dejad que me lo piense». Al día siguiente, habló el que había sido el matón de la clase. Tras tres respiraciones, salida inmediata del grupo. La curiosidad se convirtió en un «¡Por aquí ni de coña!». Tema zanjado. ¡A seguir con mi vida!
Al día siguiente, una persona me mandó éste mensaje:
Hola X! Soy X, sólo quería pedirte disculpas, hasta ahora no he tenido la ocasión. Quizás no fui de los cabrones que cada día nos daban motivos para no querer ir a clase, pero si quiero disculpame por mi inacción y no hacer nada que mirar de lejos. A mí también me apretaron sobre todo unos cuantos cuando estaba con la leucemia y la quimio pero ni de lejos se pasaban como contigo.
Dicho esto, espero que tu vida vaya fenomenal, que seas muy feliz, y que todo lo malo que lo pasaste en la escuela, te devuelva en forma de éxito y felicidad. Un fuerte abrazo
Intercambiamos un par de mensajes donde le agradecí su mensaje y también me puse en su lugar. Un par de comentarios del matón y nada más.
Los días posteriores salió un comentario sobre el bullying en el que mi padre respondió con un «todos los niños en el colegio alguna vez sufren acoso», mi respuesta fue «en mi caso era cada día». Él me pasó a mi la responsabilidad de no haberlo dicho. Mi siguiente respuesta, simplemente me la callé: ¡Lo hice centenares de veces! Dejé de tratar de dejar el tema ahí y no pensar más con este asunto, ya tenía suficiente con el duelo.
El 21 de febrero, en las notícias hablaban de un suicido e intento de suicidio doble de dos gemelas en la población de Sallent (Bages). Las chicas eran de procedencia Argentina y tenían acento argentino, además, la que finalmente falleció quería cambiar de género (de mujer a hombre). La madre estaba al corriente del acoso que sufrían sus dos hijas y decidió denunciarlo varias veces al instituto e incluso al ayuntamiento. La madre de las niñas de Sallent sabía todo lo que pasaba en la escuela: «Era un infierno» (CAT)
El caso, con final trágico, ha trascendido y ha hecho que saliesen más casos de bullying en el instituto: Sale a la luz un nuevo caso de acoso en Sallent: «No hicieron nada para ayudarlo» (CAT).
Vale, paramos, analicemos el marco. 2023, un pueblo de lo que consideraríamos Cataluña interior, donde la cosa tendría que ser aparentemente bastante más tranquila que un suburbio en Salt (Girona) con alto porcentaje de inmigración y desigualdad social.
Dos casos con un factor denominador común, algún tipo de desigualdad, la primera por inmigración y la segunda por una enfermedad. Teóricamente en 2023 se habla mucho más sobre el acoso, no solamente en el colegio, sino en el entorno laboral (mobbing), pero parece que esto no ha erradicado aún del todo el problema; antes, te ibas a tu casa y teóricamente en aquel espacio supuestamente «seguro», no sufrías el bullying de tus compañeros de clase (quizás si del silencio). En la actualidad el bullying se ejecuta no solo de forma física y verbal, sino también digital, dentro de los grupos de la clase, mensajes privados, redes sociales, etc. Ahora el bullying ya no solo se vive en el colegio, sino entre el ocio del acosado al hacer uso diario de Internet.
Antes ocurría, no se hablaba y era un problema de la víctima. Ahora sigue ocurriendo, aunque mucho más a escondidas, se habla del tema y el problema es del acosador o voces benevolentes con estos, los exime de responsabilidad y se lo traslada a su entorno familiar y social. Ahora hay psicólogos para tratar el tema desde el principio, antes te apañabas lo que buenamente podías con los compañeros de clase (que a veces eran los mismos en las actividades extra-escolares). Tus padres y tu familia en general, ¿Que encima hay de aceptarlos? ¡Jódete!.
Si no sufriste directamente o viviste de cerca un caso de bullying persistente, lo siento pero es que no tienes ni puta idea de lo mal que se lo pasa. Si sigues sacándole importancia, te deseo una época mala en el trabajo y unos compañeros de trabajo que se ríen de tus desgracias o un jefe que te trate mal. Y es que si una vez sufriste bullying, estadísticamente estás más expuesto a sufrirlo en otros entornos y a lo largo de tu vida, no solo es cosa de niños.
A mi, cosas que ocurrieron hace ya más de 30 años, se me han repetido de distintas formas y colores y me han terminado jodiendo de alguna forma mi vida. Tuve que aprender y esforzarme muchísimo. A mis casi 40 años he tenido épocas de socialización bastante intensas que se han roto de repente, disminuyendo a un entorno social cercano a 0, teniendo que cesar de asistir a eventos sociales, e incluso, no poder dar charlas en público durante más de 6 años. No pudiendo tener relaciones de larga duración ni de amistades ni de pareja y con una relación raruna con todos los miembros de mi familia (excepto con la que se acaba de ir -jódete x2-).
¿Que el bullying no es grave? ¿Es necesario llegar a que mueran más personas para seguir actuando para solucionar el tema?
Por suerte cada vez más se conciencia a toda la sociedad sobre el tema del acoso (laboral y estudiantil), se modifican leyes y aparecen asociaciones como NACE (Asociación no al acoso escolar) a la que si hubiese existido cuando tenía 7 años (ya estaba desde el principio, pero es cuando se intensificó hasta finales de 3º de ESO que decidí poner mis puños y fuerza sobrenatural entremedio), hubiese accedido con los ojos cerrados.
Empecemos creando espacios seguros y de confianza donde las diferencias sumen en lugar de excluir, rechazar y criticar. Hay que cuidar un poco más las personas que tienes a tu alrededor.
Que oportuno tu post. Sufri bullying durante toda la primaria, Fue infernal. Amaba estudiar pero temía ir a la escuela. Era gorda, eso era tremendo. Las burlas constantes y diarias. Mi apellido «Cordero» sumaba acoso, risas, chistes.
Insisto, amaba estudiar pero me marcó mucho mi período escolar hasta los 12 años. Estos hechos recientes, que seguí con mucha atención, me hicieron rememorar esas épocas horribles. Hoy se visibiliza. Yo no sé si es peor ahora o lo era antes, pero sí que existe desde hace mucho y era silenciado. No tenía nombre.
Gracias por el post!
Gracias Diana por tu comentario (como siempre! 🥰).
Si, a mi también me pasa lo mismo, en cada mensaje, noticia, comentario sobre este tema me hace recordar algunos momentos desagradables que por suerte ya sólo quedan sombras, pero la sensación en el cuerpo persiste.