Darse cuenta: el pepito grillo

Hoy navegando por los electrónicos mares de internet me he encontrado con éste maravilloso vídeo de Eckhart Tolle (del cuál hice referencia en la entrada de las proyecciones) sobre como despertar del diálogo interno.

En la terapia gestalt, una de las bases es el darse cuenta. Darse cuenta de lo que dice nuestro cuerpo, de que dicen nuestras reacciones y lo mas importante, de ESTE Pepito Grillo que tenemos dentro de nuestra cabeza que no deja de parlotear.

Éste Pepito Grillo es nuestro diálogo interno, éste que hace que no paremos de dar vueltas a las cosas, de analizar e incluso y lo más dañino, juzgar.

Nos han educado para funcionar así, para ser analíticos y resolutivos. A la que van pasando los años todas estas experiencias (buenas y malas) que tuviste en el pasado quedan impregnadas en cada célula de tu piel y a la que viene un disparador se desencadena de forma automática un conjunto de pensamientos que te hacen reaccionar. Esta reacción es buena, es parte de nuestra naturaleza, pero el problema viene cuando te quedas atascado horas, días e incluso meses con un diálogo que no te permite avanzar y/o solucionar el problema y ésto se termina convirtiendo en un arco iris de estados emocionales y mentales que pueden llegar a afectar al cuerpo de mil colores.

En el libro de Joe Dispenza – Deja de ser tú, leí que sólo el 10% de nosotros es estado consciente, el otro 90% restante son estas memorias almacenadas en nuestro cuerpo y que en realidad es lo que llamamos «el inconsciente». Ni astros, ni ángeles, ni arcángeles; nuestras experiencias pasadas + nuestro cuerpo + nuestra mente automática. Así que aquí la importancia de ir soltando toda ésta basura acumulada (conocido también como SANAR).

Eckhart Tolle nos relata de forma muy humilde y un tanto burlesca, cuanto nos llega a joder la vida esta voz parlante dentro de nuestra cabeza y que la forma de pararle los pies es simplemente observándola, siendo consciente de que estamos dando demasiadas vueltas a las cosas, que estamos enganchados a algo, de ¡DARNOS CUENTA!. Pero aquí no termina la cosa, con sólo ser conscientes el parloteo no termina, éste es un programa que solemos tener grabado a fuego y a la que nos despistemos volveremos a ello.

Hace mucho tiempo que soy consciente de este parloteo (no tanto de como este afecta a mi estado mental, emocional, físico e incluso te diría espiritual). Mi convivencia con él es bastante entretenida y lo llevo como si realmente hubiese alguien dentro de mi cabeza contando historias, relatando problemas, dando soluciones e ideas de bombero. A la que noto que el ruido es demasiado fuerte y/o absorbente la única solución que me queda es dialogar con éste parloteo; es decir, conmigo misma.

Los diálogos pueden ser totalmente variopintos dependiendo del momento del día o incluso el lugar en el que me encuentre. Normalmente es por la noche cuando esta voz se hace mas notable, aunque también me la tropiezo en aquellos momentos que tengo que afrontar un evento (sea cotidiano o un reto espontáneo). A la que hay miedo y/o nerviosismo por algo, esta se pone a mil.

Algunos de estos (de mis) diálogos suelen pasar por:

  • ¡Hola tú! ¿Qué quieres?
  • ¿Es importante lo que me quieres decir?
  • Aham… ¿Así que éste es tu punto de vista? (¡ahí ya es cuando nos enganchamos! dignas charlas de café, copa y puro)
  • ¿Ya estás otra vez con esto?
  • ¡Oye! ¡Para ya! ¡que tengo que dormir y mañana tengo que levantarme temprano! (típico)
  • Bufff… ¡Dame ya mismo el teléfono de tu camello! ¡quiero de lo mismo!
  • ¡Oh Gracias! ¡Genial idea! (y aquí es cuando la cago no apuntando las cosas)
  • etc.

Por arte de magia al hacer las preguntas, la mente se para un breve instante, se queda como en pausa; si se queda ahí, ¡genial! si sigue, intento ser un poco mas insistente con mis preguntas y si aún así sigue la cosa empiezo a hablar conmigo misma, ¡incluso a veces en voz alta!

Una versión mas popularizada del Pepito Grillo (personaje de Pinocho), sería la imagen de una persona con un Angelito a un lado y un Demonillo al otro. Es mas de lo mismo, o te pegas a su diálogo o haces otra cosa de la que hablan en la gestalt, LO CONFRONTAS.

Así que resumiendo, DATE CUENTA y CONFRONTÁTE.

Un comentario

  1. De Eckhart Tolle es genial el libro «El poder del ahora». Reside permanentemente en mi mesita de noche y lo he releído, del derecho y del revés, un buen montón de veces. La técnica de observar el pensamiento es la misma que en la meditación: observas los pensamientos hasta que pierden fuerza y ves como se van. Detrás – o debajo- de ellos surge tu auténtico ser.

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